
“Lecturas:
Génesis 1-13
En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.
Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.
Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.
E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así.
Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo.
Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así.
Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno.
Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.
Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.
Y fue la tarde y la mañana el día tercero.
Salmo 148
Porque sólo Su nombre es enaltecido. Su gloria es sobre tierra y cielos” Salmo 148:13
Experimentar de primera mano la majestad de las montañas y la gloria de los océanos puede dejarnos sin aliento mientras meditamos en lo espectacular que es en realidad nuestra gran canica azul.
Hoy es el día de la Tierra, una conmemoración a nuestro hogar global y un recordatorio de nuestra responsabilidad de ser mayordomos cuidadosos de este lugar. Pero celebrar la grandeza de nuestro hogar único entre los planetas puede tomar un enfoque peligroso si omitimos un elemento clave. Contemplar la grandeza de la tierra debe recordarnos que simplemente somos “el pueblo de Su prado” (Salmo 95:7), y debemos adorar a “nuestro Hacedor” (v. 6). La creación fue lanzada al espacio para señalar a Dios y Su grandeza, Su poder y Su majestad. Sólo Él merece nuestra alabanza y adoración (Salmo 148:5). ¡Gracias, Señor, por este recordatorio tan impresionante para adorarte!.
Cuán ilógico es adorar a la creación cuando el Creador es muchísimo más grande.
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